¿Quién hace los corruptos?
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Tenemos el país que merecemos, exactamente ese… el que merecemos y de paso hecho por nosotros mismos, es un país de corrupción intrínseca, artesanal, lo hemos hecho así a través de largas décadas, estamos a años-luz de ser diferentes, o sea muchas generaciones por transcurrir. Solo por copiarnos de los países desarrollados donde todo funciona tenemos algunas normas o algunas leyes, todas enmarcadas dentro de nuestra constitución nacional y listas para ser “violadas”
Desde el presidente de turno hasta el más bajo en jerarquía o
ciudadano común. Fabricamos un corrupto cuando conducimos un vehículo propio o ajeno
sin cumplir con los requisitos previos establecidos por la ley, por la norma.
Fabricamos un corrupto cuando pagamos a la autoridad por el perdón
al castigo por transgredir la ley. Fabricamos un corrupto cuando pagamos al
vigilante para que nos pase sin hacer cola, cuando pagamos al funcionario de
una institución para evadir un requisito y conseguir el trámite, cuando es el
funcionario quien valiéndose de su condición se beneficia o se lucra con lo robado…
o lo mal habido, cuando el coronel de comando regional aprovecha para poseer 3
gandolas nuevas y contrabandear y extraer del país los productos que le han
sido encomendados para su resguardo, cuando este mismo funcionario valiéndose de
su alta jerarquía vende a sus subalternos los puestos de trabajo según su rango
de lucro, fabricamos un corrupto cuando le vendemos un documento de identidad a
un extranjero haciéndolo pasar por nativo para que vote o sea ciudadano, cuando
pagamos en una notaria por forjar un documento.
Fabricamos millones de corruptos cuando el C.N.E cambia los
resultados de una elección, cuando pagamos al juez por el veredicto que deseamos
y podemos pagar, hacemos miles de corruptos cuando el poder ejecutivo secuestra
todos los poderes y los pone a su servicio.
Fabricamos un corrupto cuando el profesor sin escrúpulos acepta
regalos del alumno a cambio de unas calificaciones que bien sabe no merece,
cuando la impunidad de la justicia permite al reo y autoridades penitenciarias
comercializar con el derecho a la vida dentro de ese penal. Hacemos un corrupto
cuando ofrecemos una mayor tarifa de pasaje al conductor de un carrito por
puesto fuera de la cola.
Fabricamos miles de corruptos cuando el gobierno financia y
promueve compras trianguladas con otros países para favorecerlos, cuando el
expendedor de MERCAL o PDVAL solo vende a los amigos o familiares.
Por eso tenemos el país que tenemos, el que merecemos donde
la anarquía, la anomia son quienes rigen la conducta ciudadana y como somos grandes
las mayorías de corruptos las minorías no tienen suficiente capacidad para
hacer los cambios requeridos.
Así somos, seremos y permaneceremos por generaciones, no es
el país quien debe cambiar, somos nosotros quienes debemos hacerlo y para eso
no tenemos suficientes valores.
La mayoría de los venezolanos: apáticos, desinteresados por
el quehacer nacional, irresponsables sin el más mínimo criterio personal cónsono
elemental para un medianamente sano bienvivir, si se les pregunta su respuesta sería:
“bueno como vaya viniendo vamos viendo”, el pasado ya paso, el futuro no existe
y el presente hay que vivirlo, si los animales pensaran, esa misma seria la
respuesta y así, por consiguiente.
Nuestro país tiene pocas esperanzas de cambio para mejor,
aparte de que ya el deterioro ha alcanzado proporciones dantescas de no retorno
o de muy largo y difícil retorno, solo valido para generaciones futuras ya que
el cambio deseado y necesario solo se daría con el consenso de grandes mayorías
poseedoras de grandes reservas morales y grandes valores, cosa que por ningún lado
se vislumbra ya que hasta la educación viaja ideologizada hacia el deterioro
moral y hacia los anti-valores. Razón esta que favorece y sirve de base sólida
para la fabricación de corruptos. Todo esto como materia prima para los cuadros
políticos que nos gobiernan.
Valga la oportunidad para exhortar al Ministerio de Educación,
a las autoridades educativas a incluir en el pensum de estudio como programa
regular la materia de comportamiento moral y ético vial a los futuros
conductores automovilistas a la hora del desempeño como tal y la obligada
convivencia con la autoridad, tan necesarios y escasos en la actualidad.
Aumentan las frustraciones, se roban nuestras esperanzas,
nuestros sueños.
Jose Agustín Diaz
03/07/2014 2pm
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